Pregúntate si te gusta abrazar, si te sientes cómoda en la cercanía física con otros, si disfrutas de los placeres corporales.
En caso de ser madre, ¿eres capaz de responder a las demandas de brazos de los niños pequeños o huyes de la disponibilidad corporal?
Todas estas pequeñas reacciones están ligadas al modo en que vivimos nuestro cuerpo, ya sea con fluidez o con distancia y dolor. Si estás más desposeída de tu propio cuerpo serás más fácilmente víctima de las imposiciones sociales.